(Editorial)
Este 7 de junio se celebra el Día del Periodista. Otro año más de saludos entre colegas que escriben, cuentan, se expresan a través de un teclado, de una cámara o de un micrófono.
Por otro lado, están los que hacen lo mismo, pero que operan de la manera más vil. Puede tratarse de las personas que escriben desde el anonimato sin referencias a los códigos del género. Estos últimos, no entran en la categoría periodista. ¡No!
Entendemos que la noticia es una mercancía, pero estar al servicio de un grupo económico o de un gobierno, mancha y es impío con lo que alguna vez se soñó desde la Galaxia de Gutemberg. Mariano Moreno, Walsh, Polosecki, Briante y tantos más.
Así y todo, rescatamos personas que hacen de este oficio y profesión una forma de vida. La llevan en el corazón.
Vale decir que las narrativas han cambiado, como así también los consumos culturales. Leemos poco y estamos frente a la pantalla ante títulos y videos cortos. Nadie jerarquiza lo que sentimos y, menos, nosotros. Encrucijada, y no es título, sino último párrafo.
Las fuentes están, y también las agendas que corresponden al capital cultural, pero eso, es tibio presente para las audiencias.
Verdad no es lo mismo que verosimilitud. Anonimato no es lo mismo que poner la cara. Heterónimos, si.
El periodismo se nutre de investigar, leer, buscar. Todas estas acciones pueden profundizarse en documentos escritos o audiovisuales, pero, ojo, no es periodista quien no lee el libro de la realidad, el de la calle, quien no escucha al vecino y readapta lo que éste cuenta al género.
En fin, leer, escribir, editar y volver a escribir.
Por otra parte, nuestra profesión sufre de la más posthumanista precarización laboral. IA, colegas despedidos que se reconvierten en los streamings y se disputan con influencers y, editores que se fugan misteriosamente al campo de la literatura hacia editoriales que pagan poco. Claro, me olvido, el periodismo es literatura, pero eso ya pasó.
¿Y en las aldeas?
Ni hablar de los que hacemos periodismo en los pueblos, donde las pautas en un Estado que no es federal, no llegan. Y hablamos de pautas privadas, no de las públicas. El periodismo es magma cultural. Pueblo.
¿Cuánto vale una pc? ¿Cuánto vale un cel? ¿Cuánto vale nuestro trabajo? ¿Es necesario todavía? Son preguntas que nos hacemos. Quien las escribe, las pone en el borde. Puede caer, puede caer y no se sabe qué va a pasar.
¿Por qué se festeja?
Moreno decidió fundar el diario el 7 de junio de 1810 y el mismo se publicó hasta 1821, momento en el que en la Argentina habían dejado de existir las autoridades nacionales. No obstante, también compitió con diarios como El Censor, El Independiente, El Grito del Sud, Prensa Argentina y Mártir o Libre dirigida por Bernardo de Monteagudo.
Una vez que dejó de publicarse La Gazeta de Buenos Ayres, en 1823 apareció La Gaceta Mercantil, que tuvo larga vida y fue luego utilizada como prensa oficial por Juan Manuel de Rosas durante su larga gestión de gobierno.
Entre los redactores más destacados que tuvo el periódico se destacan integrantes de la Primera Junta ya que además de Moreno lo integraron Juan José Castelli y Manuel Belgrano.
Por otra parte
Ryszard Kapuscinski fue uno de los periodistas y escritores más importantes del siglo XX. Nacido el 4 de marzo de 1932 en Pinsk, una ciudad que actualmente forma parte de Bielorrusia, pero que en ese entonces formaba parte de Polonia, Kapuscinski se convirtió en una figura emblemática del periodismo mundial.
Ryszard Kapuscinski
Desde muy joven, Kapuscinski desarrolló un gran interés por la historia y la política, lo cual lo llevó a estudiar Historia en la Universidad de Varsovia. Comenzó a trabajar como periodista en la agencia de noticias polaca PAP, y posteriormente fue corresponsal en diversos países de África, América Latina y Oriente Medio para la agencia de noticias estatal polaca. Durante su carrera, Kapuscinski cubrió eventos históricos y conflictos armados en diversos lugares del mundo, como la Revolución iraní, la independencia de Angola y la guerra de Eritrea.
Sus escritos se caracterizaban por su perspectiva única y su estilo literario, que combinaba la objetividad periodística con una mirada poética y reflexiva sobre los sucesos que presenciaba. A lo largo de su carrera, Kapuscinski desarrolló un enfoque único en su labor periodística, basado en la inmersión total en la realidad de los países que visitaba.
Vivía en los mismos lugares que la población local, se enfrentaba a las mismas dificultades y peligros, y buscaba entender la cultura y la historia de cada lugar en el que se encontraba. Este enfoque le permitió capturar la esencia de cada dimensión de la vida en los lugares que visitaba, y plasmarlo en sus escritos.
El estilo de Kapuscinski, tanto en sus artículos periodísticos como en sus libros, cautivó a los lectores de todo el mundo. Sus obras, como “El Emperador” y “Ébano”, le valieron múltiples reconocimientos, incluyendo el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003. Además de su labor periodística, Kapuscinski también fue un autor prolífico.
Escribió más de una docena de libros, en los que exploró temas como la desigualdad social, la pobreza, la opresión política y la lucha por la libertad. Ryszard Kapuscinski falleció el 23 de enero de 2007 en Varsovia, dejando un legado de trabajo periodístico y literario que continúa influenciando a las generaciones actuales. Su enfoque único y profundo sobre la realidad de los países en conflicto y su compromiso con la verdad y la justicia lo convierten en uno de los grandes referentes del periodismo y la literatura del siglo XX.
Frases de este tremendo autor que nos sigue marcando el camino
El periodismo moderno no sólo se ha vuelto superficial, sino que ha perdido el sentido de la solidaridad y la responsabilidad.
Un buen reportaje no sólo debe contar lo que sucede, sino también por qué sucede.
La verdadera tarea del periodismo es dar voz a los que no la tienen.
La ética del periodismo es no olvidar nunca que estamos tratando con seres humanos y sus historias.
El periodismo no es solo una profesión, es una forma de vida.
El periodismo es una herramienta fundamental para la construcción de la democracia.
El periodismo es el arte de contar la realidad de una manera precisa y significativa.
El periodismo no debe buscar el sensacionalismo, sino la verdad.
Por último, dejamos acá un video de quien fue el más grande periodista televisivo de la década del 90. Se trata de “Polo”, Fabián Polosecki. Va con un tema de Bersuit Vergarabat.
Saludos.