El surubilo es una rareza nacional: el único pez que nada en tierra y aparece cuando el país se desborda. Algunos lo toman por mito, otros por milagro. Lo cierto es que, tras las últimas lluvias, nadie volvió a verlo… salvo Horacio Buratti, que asegura haberlo cruzado justo después de dejar de ser cuevero gracias al dólar MEP. Pero, más allá de esto, todo indicaría que está en Olivos.
(Por Leo Baldo) Como sabemos, es el único pez capaz de nadar fuera del agua, en tierra. El surubilo, criatura mitológica o experimento fallido de la naturaleza, desapareció con las últimas lluvias. Algunos aseguran que Milei lo tiene guardado en Olivos, mientras el último que dice haberlo visto —Horacio Buratti— jura que desde que existe el dólar MEP ya no es más cuevero.
El surubilo fue visto por última vez cruzando los caminos anegados del país, desafiando las leyes de la biología y de la lógica. Es el único pez que nada en tierra firme, un símbolo de resistencia o de delirio, según a quién se le pregunte.
El último en afirmar haberlo visto fue Horacio Buratti, testigo habitual de lo improbable, quien asegura que el animal se le apareció cerca del terraplén del canal. “Venía nadando entre los yuyos, como si nada. Me miró fijo, y se fue hacia el oeste”, contó. Buratti, que asegura haber hablado con el surubilo y que le dijo: “desde que está el MEP, ya no soy más cuevero”.
Con la llegada de las lluvias, el rastro del surubilo se perdió entre los charcos. Pero los rumores no tardaron en crecer: vecinos de Olivos sostienen que el presidente lo tiene en custodia, como amuleto de gobierno. “Si el surubilo sobrevive, sobrevivimos todos”, dicen que habría dicho mientras untaba pan con biodiesel junto a su hermana Karina.
Mientras tanto, nadie sabe si el surubilo es real, si es una metáfora o si simplemente decidió volver al barro del que salió. Lo cierto es que, en tiempos tan insólitos, hasta un pez terrestre puede terminar flotando en la política que, no es más ni menos, que una fábrica de lodo.