(Por Leo Baldo) Mañana, las aguas se harán camino. Nicolás Viceconte, nadador veinticinqueño, se sumergirá en la histórica Santa Fe – Coronda, esa maratón de aguas abiertas que, con sus 57 kilómetros, se ha vuelto emblema de coraje, resistencia y prestigio a nivel mundial. La prueba lo verá nadar en relevos, junto a Carolina, Matías y Romina, acompañados por su entrenador José Viotti, y se convertirá en un puente entre esfuerzo, amistad y la pasión por el agua.
Nadar no es algo que uno hace: es algo que uno es. Estamos nadando todo el tiempo, incluso cuando no estamos en el agua. Nicolás lo sabe. “En cada brazada me voy a acordar de todos los que hicieron esto posible”, dice, recordando a quienes colaboraron para que su participación fuera posible: rifas, tómbolas, transferencias, apoyo incondicional. Cada gesto se mezcla con el agua y se convierte en impulso, en aliento que se siente dentro del cuerpo.
El trabajo en equipo, la preparación incansable y la entrega total lo acompañan en estas últimas semanas: cuatro veces por semana en la pileta, gimnasio, cuidado personal, concentración. “Ya no hay margen para errores o lesiones”, afirma con la serenidad de quien respira en sincronía con su propio esfuerzo. Y sin embargo, bajo esa disciplina, la euforia y la ansiedad laten como corrientes que empujan hacia adelante.
Representar a su pueblo, sentir cada brazada como un acto de memoria colectiva, es la esencia misma de la natación. Estamos nadando todo el tiempo, dentro y fuera del agua, en cada desafío que nos exige entrega. Y mañana, en las aguas de la Santa Fe – Coronda, Nicolás Viceconte y su equipo en relevos no nadarán solos: nadaremos todos, con ellos, con cada esperanza y cada sueño que los impulsó hasta allí.
Desde aquí, les envío mi más sincera felicitación. Que cada brazada sea orgullo, alegría y libertad.
