cruv ramiro Egüen

(Por Leo Baldo) Por estos días en los que la incertidumbre suele marcar el pulso del país, hay gestos políticos que trascienden lo administrativo y se convierten en señales claras de futuro. La inauguración del edificio del Centro Regional Universitario Veinticinqueño (CRUV), ocurrida el 14 de marzo de 2025, es uno de esos hitos que demuestran que cuando un municipio coloca la educación en el centro de su gestión, toda la comunidad se fortalece.

Porque no se trató solo de abrir un edificio, cortar una cinta o sumar una oferta académica más. Se trató —y se trata— de consolidar una decisión política profunda: apostar al arraigo, ofrecer oportunidades reales y construir un camino para que los jóvenes de 25 de Mayo no deban irse para estudiar o progresar. En un país donde la migración interna por motivos educativos expulsa talento del interior hacia las grandes ciudades, la creación del CRUV opera como un freno y como una invitación. Freno a la pérdida constante de jóvenes y proyecto de vida; invitación a creer que el crecimiento también es posible desde el lugar donde uno nació.

El mensaje del intendente Ramiro Egüen en aquel acto no fue retórico ni accesorio. Colocó el valor de la educación como “el primer principio de libertad”, una definición que pocas veces se escucha con tanta claridad en la política local. Reconocer que instruirse, formarse y pensar por uno mismo es el verdadero motor de una comunidad desarrollada implica asumir que no hay progreso sin conocimiento, y que ningún plan, obra o programa tiene sentido si las personas no cuentan con las herramientas para aprovecharlo.

El CRUV simboliza mucho más que un edificio nuevo: es la confirmación de un rumbo. Un municipio que decide invertir en educación, aun en un contexto nacional adverso y con un sistema escolar golpeado por la falta de transporte, está eligiendo priorizar a sus jóvenes, a sus familias y, en definitiva, a su propio futuro. Es una forma concreta de decir: aquí queremos que vivan, que estudien, que trabajen y que sueñen.

Las universidades presentes ese día —UNQ, UNTREF, UNNOBA, UNLP, CRUS, Siglo 21— no solo ofrecieron legitimidad académica, sino también mostraron algo más valioso: que 25 de Mayo se integra a una red de conocimiento que antes parecía lejana. La educación superior deja de ser exclusividad de las grandes urbes y se vuelve un derecho accesible para todos los veinticinqueños.

En tiempos en que la política suele ser criticada por lo efímero, lo superficial o lo conflictivo, la inauguración del CRUV muestra que todavía existen decisiones capaces de dejar huella. No es una obra para una foto: es una obra para una generación.

Y allí reside la importancia de este paso histórico: la educación arraiga, el arraigo fortalece, y la comunidad que se anima a crecer, crece de verdad.

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