(Por Leo Baldo) Hay escritores que esperan la inspiración y otros, como Daniel Tordó, que la encuentran trabajando. El autor veintiinqueño ha convertido el acto de escribir en una labor de pico y pala, una necesidad de enfrentar la hoja en blanco hasta arrancarle una verdad. Esa constancia halla hoy su recompensa global: su noveno libro, “El lado salvaje del corazón”, ya está en preventa de la mano de la prestigiosa Editorial Orsai.
“¡Tremenda alegría! ¡Se me dio!”, confesó Tordó, con la euforia de quien sabe que esto no es azar, sino el resultado de años de disciplina. Su escritura —narrativa con destellos de prosa que bascula entre la denuncia social y el humor más punzante— encuentra en Orsai el vehículo para saltar de su ciudad al mundo entero. El hito no es menor: bajo el modelo de Orsai, el autor recibirá el 50% de las ventas, un reconocimiento justo a la dignidad del oficio.
El libro, que verá la luz en el primer semestre de 2026, promete una exploración visceral de los grandes ejes humanos: amor, pasión y muerte. Pero en manos de Tordó, estos no son clichés, sino territorios salvajes. Su estilo no busca el aplauso fácil, sino la conexión honesta de quien deja jirones de piel en cada párrafo.
Que un autor de su estirpe logre esta proyección es justicia poética. En un mundo de contenidos efímeros, Tordó reivindica al escritor-obrero. La preventa mundial es un recordatorio de que la literatura de provincias, cuando es genuina, tiene un pulso universal. El mundo está a punto de descubrir lo que en Veinticinco de Mayo ya sabíamos: que el corazón de Daniel Tordó late al ritmo de los que no pueden, ni quieren, dejar de contar.
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