Ella era una niña alegra

Relato breve escrito por Olga Stella

Dolly Brown se había quedado dormida. De su falda resbaló el viejo álbum de fotografías que hojeaba cuando sentía melancolía.

Ella era una niña alegre.  Corría por el campo persiguiendo mariposas con el cabello al viento. Sus pies parecían tener alas brincando entre las matas mientras giraba en pasos de baile sin importarle mucho ensuciar las botas nuevas. Transpirada de alegría regresaba a su casa. Desde lejos veía el delantal blanco y las manos de su madre que se agitaban en el aire, llamándola para almorzar.

 Las mariposas del estío partieron al amanecer sin despedirse del otoño.  Dolly   ya no juega en el campo, aturdida en   su pena, la sorprendió el frío del invierno junto a la madre dormida entre claveles blancos húmedos de lágrimas. Sin medios y sin experiencia, los sueños se destruyeron y la soledad se apoderó de la muchacha. Junto al vuelo de las golondrinas dejó el pueblo. Partió a la ciudad para encontrar la senda que la ayudaría a vivir. Su viaje inaugural fue una larga marcha por distintos caminos.  Los hombres reparaban en ella y en su figura atractiva. Su destino y su vocación por la danza estaban marcados. Recorrió todas las sendas internándose en laberintos oscuros hacia una salida segura y eludió como pudo las piedras que le impedían andar. Tropezó y volvió levantarse, cruzó por senderos tortuosos sin poder evitar salpicarse de lodo. Aprovechó las trabas para crecer y para aprender. Voló en todas direcciones, en vuelo bajo y en vuelo alto para elevar su destino. Por fin, con la capacidad de su alma, pudo vislumbrar la verdadera vocación que iluminó su vida.  Sin murallas, la luz del triunfo se abrió ante ella.

Las luces del escenario se apagan y se cierra el telón. Como un ritual las sombras juegan escondiéndose entre las escenografías. Estas ya no son las mismas que acompañaron a Dolly Brown y a toda la magia de su maestría. El tiempo que nunca se detiene con los cambios, se fue llevando estrellas y costumbres. A su paso surgieron nuevos estilos y figuras emergiendo del horizonte como el sol.

El crujido de la puerta golpeada por el viento la despertó. Dolly levanta el álbum del piso y cierra la puerta. Con la mano alisa sus cabellos blancos mientras contempla la lluvia a través de la ventana.

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