Ramiro Egüen reforma fiscal

(Por Leo Baldo) En los últimos días, la propuesta de reforma fiscal impulsada por el intendente Ramiro Egüen abrió un debate necesario en la comunidad de 25 de Mayo. Como toda iniciativa de envergadura, despierta apoyos, interrogantes y también críticas. Lo importante, en este contexto, es no perder de vista el objetivo central: pensar qué modelo de desarrollo queremos para nuestro distrito.

La eliminación de más de diez tasas municipales no surge de un anuncio aislado ni de una decisión improvisada. Es el resultado de un proceso de ordenamiento, revisión administrativa y planificación que se viene llevando adelante desde el inicio de la gestión. Muchas de esas tasas, con el paso del tiempo, habían perdido sentido operativo o no ofrecían una contraprestación clara, generando más burocracia que soluciones.

Reducir la presión tributaria sobre quienes producen, comercian, invierten o emprenden no significa desfinanciar al Estado, sino repensar su rol. Un Estado más simple, eficiente y previsible puede ser un aliado del desarrollo, no un obstáculo. En ese marco, la reforma busca aliviar cargas, incentivar la actividad económica y generar condiciones para que el empleo y la inversión crezcan en el ámbito local.

Es lógico que existan miradas distintas y preocupaciones legítimas. Por eso, el camino no debería ser la descalificación ni la confrontación permanente, sino el diálogo informado y el análisis serio. La discusión fiscal merece altura, datos y responsabilidad institucional, porque lo que está en juego no es una consigna política, sino el futuro de 25 de Mayo.

La convocatoria del intendente a “ponerse la camiseta del distrito” interpela a todos los sectores: oficialismo, oposición, instituciones y vecinos. Construir consensos no implica pensar igual, sino priorizar el interés común. En tiempos complejos, debatir con madurez también es una forma de gobernar y de hacer comunidad.

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