Aquel Ami 8 “planchadito” y la muerte de Perón

(Por José María Bovino)

Todos los peronistas nos acordamos dónde estábamos el primero de julio de 1974. Hablo desde mi lugar.

Trabajaba en agencia Citroen local y viajaba todos los días a buscar un auto, se vendían como caramelos. El banco les daba crédito a las maestras rurales para comprarlos. Iba en tren y volvía en tercera a 70 km/h.

Un día voy a la fábrica y me dicen que vuelva a última hora a la tarde. En esos casos, durante la espera, me iba al cine continuado con calefacción para hacer tiempo.

Cuando estaba en la calle Lavalle por entrar, de casualidad me encuentro con una vecina. Era Mabel Vignau, llevaba una bolsa de verduras.

-¿Qué haces acá?, le pregunto.

-Vivo acá me contesta, ¿ y vos ?

Entonces le cuento lo mío y me dice: están informando que el General está grave, por ahí ya falleció.  Así que me salvé porque regresé a la fábrica y los apuré para adelantar la entrega. Se venían muchos días de duelo y ahí se cerraba todo. Le avisé a mi hermano que estudiaba y trabajaba en el banco, y a varios amigos no peronistas.

Vamos a 25- dije- acá no vamos a tener ni para comer porque todo está cerrado.

Así que volvimos en un Ami 8 con mi hermano., el gordo Luro, Corcho Santoruffo y Kike DI Salvo. Lo asentamos lindo al pobre Citro, venía planchadito y soportando el peso. Llegamos.

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