Este poema es de la autora Ana Regina Rondeau. Escritora veinticinqueña
Cuando yo no esté
En esta tarde tibia de otoño somnoliento
recuerdo dulcemente las rondas ensayar
mis inquietos alumnos los cabellos al viento
mis traviesos muchachos no cesan de gritar
Aquel, el mas inquieto sus años infantiles
me dieron en las clases disgustos y reñir
mas eran sus sonrisas tan amplias y gentiles
ingenuas sus pupilas ingenuo su sentir
Las Clases de lectura las comas y los puntos
y los seseos dieron trabajo y aflicción
eran continuas luchas eterno contrapunto
de la mala ortografía y pésima dicción
Y aquellos ejercicios que el sol acariciaba
frente a la escuela humilde pequeña tan gentil
las marchas y los pasos si alguno equivocaba
todos se reían del pobre chiquilín
Entonces sus pupilas buscaban afanosas
mi rostro sonriente mi ayuda con afán
y hallaba mis sonrisas serenas cariñosas
brindando la ternura cual confortante pan
En cuantas tardes vieron mis ojos con dulzura
mirar hacia lo lejos las aves al pasar
mas nunca comprendieron la infinita amargura
de saber que algún día los pudiera dejar
Pequeños mis rebeldes muchachos de mi vida
fugaces golondrinas que dios me concedió
sabed que cada una de aquellas mis heridas
por amor a vosotros en flor se convirtió
Si alguna tarde visteis mis pupilas llorosas
fue solamente porque tendría que marchar
y qué sería entonces de mi vergel de rosas
si yo solo sabía cuidarlas y regar
Pequeños que me dieron sus mas tiernos albores
como da a los aires la perfumada flor
almas puras que dieron para mi las mejores
las mas dulces auroras y el mas dulce calor
Cada reto implicaba un pedazo de vida
de esta vida que he dado para ustedes nomás
eran suaves palabras de ternuras transidas
que en mi pecho quedaron para siempre jamás
Jamás dejéis las voces que a vosotros llegaron
con las ansias serenas de saberlos mejor
hay muchos que a sus almas con ternura adoraron
yo también por vosotros he brindado mi amor
Si es mi alma que aun flota en la escuela nuestra
que aunque ajena y distante a su inquieto deber
aun le queda en el alma de su eterna maestra
una sed infinita de volverlos a ver
Si yo fui su maestra, amiga y compañera
que anudaba lecciones y poemas en pos
les entrego mis rimas posterior consejera
y al escuchar mis versos escucharán mi voz
(Cuando los dejé a mis amados niños de Escuela Nro 42 de La Tribu Rondeau (Valdés) partido de 25 de Mayo
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