El uso excesivo del celular nos lleva a sufrir más ansiedad y daña gran parte de nuestra salud mental

Podríamos pensar, parafraseando a Marshall McLuhan, quien fue un sociólogo, filósofo, teórico de la comunicación y profesor canadiense, que el celular no es un medio de comunicación, sino un medio de influencias.

(Por Leo Baldo)

Las diferentes tecnologías atravesaron cada momento histórico de las sociedades y llevaron sus mensajes en cada época. Reducir tiempo y especio es el punto. Desde la primera, la palabra hablada, hasta la última, el celular y todo el caudal de información que por ahí circula y que consumimos.

Es una extensión de nuestro cuerpo. Si es que no lo tenemos, ¿qué nos pasa? Pocas son las personas que en esta era de la hiper-conectividad y soledades se animan a apagar lo que nos impone el mercado de la información.

Es que el uso permanente del celular genera dopamina. La hormona que nos hace sentir bien. Está demostrado científicamente, pero, por el otro lado, aparece la ansiedad asociada con el arma camuflada en dispositivo.

En este sentido, vale destacar que la ansiedad abarca un conjunto de emociones como el nerviosismo, la preocupación, el estrés y el miedo, y representa uno de los desafíos más significativos para la salud mental. 

En estos tiempos donde la tecnología digital tomó protagonismo, estos síntomas también se pueden trasladar al uso del celular. 

¿Cuáles son los síntomas a los que tenemos que estar atentos?

  • El primer signo de ansiedad al usar el dispositivo es “escrollear” excesivamente. Muchas personas utilizan esta conducta como un método de distracción, para desviar la atención de los problemas o conflictos personales. 
  • Otra conducta ansiosa es usar el celular en momentos pocos adecuados: como cuando se hace ejercicio, reunión de trabajo o familiar, o antes de dormir. 
  • Estar constantemente pendiente puede ser interpretada como una relación co dependiente del dispositivo: es una especie de “apego emocional”.
  • Por último, la obsesión por contestar todos los mensajes o notificaciones que se reciben también revela una conducta ansiosa, esta tendencia lleva al usuario a estar en una constante comunicación, sin establecer los límites. 
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