LA BOLSA DE VIEJOS

El nadador y organizador de encuentros de aguas abiertas frías, Bernardo Feliú, compartió este exquisito texto en sus redes. Desde 25 se Informa elegimos levantarlo porque siempre vale preguntarse, ¿qué es lo viejo?

(Por Bernardo Feliú)

Si Dios quiere, y valga la paradoja, todos los nadadores de aguas abiertas vamos inexorablemente a caer en la Bolsa de Viejos.

El título, desagradable, por cierto, no es enteramente mío.

Fue el punto final de una reflexión compartida en una competencia de aguas abiertas donde una compañera de mi equipo, múltiple campeona argentina máster en pruebas de pileta, no encontraba su categoría para inscribirse.

El listado de opciones terminaba en 55 +.

No es muy caballeresco deschavar su edad, pero, con su correspondiente permiso, oriento a los lectores al solo título ejemplificativo: de querer competir, debía hacerlo contra señoras nadadoras de hasta quince años menos.

Llevado a otra escala etaria y género, para seguir ilustrando, como si los de 41 compitieran, por ejemplo, contra los de 26.

Nunca entendí las razones por las cuales en la mayoría de las pruebas de aguas abiertas en nuestro país aparecen categorías que, con distintos formatos, describen a la Bolsa de Viejos.

Tiro algunos ejemplos, redondeando en 60 la frontera del mundo de los gerontes:

– De 60 en adelante.

– A partir de 60.

– 60 + .

– 60 Plus (versión anglófona del 60 + y que suena como nombre de jarabe para la tos).

En los primeros renglones de este texto mencionábamos una reflexión compartida: encontrar las razones que tienen las organizaciones de estos eventos para categorizar a la Bolsa de Viejos.

¿Será para ahorrarse el costo de algún premio más? ¿Será para desincentivar o desmotivar a los competidores veteranos para que participen de las pruebas, alejándolos de la posibilidad de un podio o una medalla para compartir luego con sus nietos?

Si tengo que jugarme por una respuesta diría con contundencia que NO. Bien sé, por experiencias propias, de las complejidades y riesgos que conllevan la organización de una carrera de aguas abiertas. Quisiera pensar que, en buena parte de los casos, los organizadores de eventos de aguas abiertas no han sido nadadores de competencia, y tengan una mirada tuerta sobre las motivaciones y espíritu de un nadador máster de esta particular actividad.

Quizá no sepan, por ejemplo, que muchos competidores celebran especialmente los cumpleaños donde cambian de categoría; y que muy probablemente ese año, o ese par de años, intensifiquen sus entrenamientos y motivaciones. Ejemplifico para cerrar la idea: si con 69 estabas en el primer pelotón; con 70 podés ser el campeón, ni más ni menos.

Salvo que te caigas, o mejor dicho, te metan, en la Bolsa de Viejos, donde todo lo anterior deja de tener sentido.

¿Por qué se da una posibilidad a todo humano de X años para abajo; y se priva de esa posibilidad a los mayores de X? ¿Quién define a X y en base a qué?

La FINA lo resolvió para sus campeonatos internacionales Máster.

En nuestro país la NAF (Asociación Argentina de Nadadores de Aguas Frías) siguió el mismo camino desde el primer día en sus premiaciones anuales, y la CADDA para sus competencias de pileta, no así para las aguas abiertas máster de federados que, dicho sea de paso, no aparecen nítidas en su radar.

Categorías cada cinco años, para todas y todos.

Una regla empática y justa.

Tan sencillo resulta.

¿Hay que acomodar los saldos del presupuesto? Que la Bolsa de Viejos no sea la variable de ajuste: se cobra la inscripción un mango más, se entregan premios menos costosos, se establecen categorías cada diez años para todo el mundo, etc., etc.

Que un fallido renglón de un reglamento no impida a un abuelo/a gritar campeón/a en lo alto de un podio.

Y lo peor, que no sea premiado por ser el nadador de más edad. Que el premio y el reconocimiento lo reciba en el puesto del podio que le corresponda a su categoría.

Aprovecho y hago extensiva la reflexión a un caso muy particular que viví hace unos pocos años atrás. Si revisamos la estadística de los eventos de aguas abiertas de verano, los porcentajes de participación por género andan por el 35-65 o 40-60 entre mujeres y varones. En aquel evento que les mencionaba, las categorías eran cada 10 años en las mujeres, y 5 años en los varones, basados en esa estadística. Nadie dijo nada, todas y todos calladitas y calladitos. En este caso, la discriminación fue hacia las mujeres.

Eso sí, si tenías 55 años de edad o más, la Bolsa de Viejos era igual para todos.

La Bolsa de Viejos iguala a todos en la desilusión.

Los organizadores, personas o entidades a las que agradezco, respeto y en muchos casos admiro, son el vehículo para que esta hermosa actividad siga creciendo año a año, y miles de nadadores la disfruten a partir de su ardua y difícil tarea. Por ellos, y gracias a ellos, recorremos miles de kilómetros al año para disfrutar de esta pasión. Estas líneas, que reconozco deliberadamente exageradas, tienen la intención de pulir este particular aspecto de los reglamentos competitivos.

En fin, si tenés un amigo organizador, compartile este texto con la mejor onda.

Termino contándoles que mi amiga, la multicampeona, le puso garra, como siempre. No pudo ganar, pero sí subirse al segundo escalón de ese podio.

Este texto es un homenaje para ella, que me pidió que hagamos algo. Para que luego de esa medalla de plata entre los dientes todo cambie para bien.

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