Nacho Maldonado, el basquetbolista de 25 que juega en Bolívar y que lleva a Sportivo en su corazón

El deportista oriundo de la ciudad de 25 de Mayo que actualmente reside en la ciudad de Bolívar y que volvió a correr debajo de los aros para el Sport Club Trinitarios de la ciudad vecina, repasa sus comienzos deportivos. Además, destaca a su gran formador Sebastián Saborido y evoca, entre otras muchas cosas, aquel Oro que con la “cebra” conquistaron en los bonaerenses del año 99. Una charla hermosa, en la que el Nacho actual pone al deporte como el eje emocional y de contención para toda comunidad.

(Por Leo Baldo)

Nacho Maldonado comenzó a jugar al básquet cuando tenía algo así como 9/10 años, en el Club Atlético Sportivo. La llegada al aro se da luego de una experiencia fallida en el fútbol bajo el mando de Buti Lanari.

“Me sentí muy incómodo y me fui a probar otro deporte, ahí es cuando encontré el básquet, que hasta el momento no me había llamado la atención”, relata el deportista que hoy vive en la localidad de Bolívar y que juega en el Sport Club de dicha ciudad.

REPASO Y LOGROS

Nacho recuerda que durante su carrera amateur junto sus compañeros de equipo ganaron “varias veces el torneo de la Liga de Chivilcoy a la que pertenece el club Sportivo, fuimos medalla Bronce y Oro en los torneos juveniles bonaerenses. Campeones provincial y argentino, también, con diferentes selecciones”. El oro bonaerense de esa generación dirigida por Sebastián Saborido que no se borra del recuerdo del equipo y de parte de la sociedad veintincinqueña.

Nacho, como le dicen sus amigos, prefiere evitar referirse a su trayectoria deportiva como a una carrera, “es mucho decir, pues no le corrí a nadie, digamos recorrido. Si me fui a jugar a Boca y a terminar el colegio a la ciudad autónoma de Buenos Aires”, relata.

“Pude probar la alta competencia, entrenar y entregar el máximo, participar de varias selecciones y torneos. Jugué un buen tiempo, pero sentí que no era lo mío de manera profesional”, declara. Nacho lleva el deporte en el corazón.

Asimismo, completa: “Acompañado de alguna mala sensación y desmanejos, tome la decisión de no dedicarme más de la forma en la que lo había hecho durante tanto tiempo”.

PRESENTE

Pero no pudo dejar su pasión: Es que con la pandemia volvió a vivir, junto a su mujer e hijos, al interior de la provincia, a la ciudad San Carlos de Bolívar. Con mucho tiempo más para él, se encontró con el Sport Club Trinitarios, con la categoría 1ra. “Está Bien armada, ordenada y compitiendo en la Liga de básquet de Trenque Lauquen, asi que me presenté, entrené y me sumaron al equipo”, cuenta.

En dicho equipo lleva 4 torneos jugados. En el primero quedaron afuera en etapa de clasificación. Fueron campeones en dos oportunidades y actualmente se encuentran jugando.

SPORTIVO: “TODO PASABA POR ALLÍ”

“Sportivo es una parte de mi infancia, de mi historia y de mi familia. Todo pasaba por allí cuando no estaba en casa. Y hoy mucho pasa por allí en relación a mi familia”, evoca.

Para Nacho la “cebra”, que hoy revivió el básquet más que nunca, es un pedazo de él. Comenta que a pesar de la distancia siempre se relaciona con entrenadores de las diferentes categorías, con jugadores más jóvenes y con sus ex compañeros de equipo con los que conquistaron aquel oro que aún brilla.

“Mis sobrinos juegan ahí, mi madre nada ahí, mi amigo juega ahí, amigos entrenan ahí, referentes personales son y fueron dirigentes, ahí”, dice Nacho sobre el club y la comunidad Sportivo.

“Es un popurrí muy importante que considero más que cercano. Incluso amigos y padres de amigos míos de toda la vida, son pedazos de club en movimiento… es así de fuerte”, agrega.

FORMACIÓN

Ignacio Maldonado no es ajeno a la formación humana dentro del deporte. Destaca a “muchos profes, buenos y dedicados”, que lo guiaron, “pero sin lugar a dudas mi preferido es SEBA SABORIDO”, sentencia con mayúsculas

Para Nacho, Sebastián es una persona especial en su formas, dedicación y estilo. “Una EXCELENTE persona dedicada y apasionada como pocos, despojado de exitismos, fiel a su deporte, gran mentor de buenas personas y jugadores”.

Es más, enfatiza en que sufrió mucho la distancia con el entrenador “cuando el club no pudo contenerlo y necesito seguir su rumbo para vivir”.

De este modo, revela: “Fue en ese entonces que las decisiones deportivas no fueron las mejores. Pero todo pasa por algo, pasado pisado”.

Pero Nacho es lazo con la cebra: “Sin dudas en algún momento algo debiera devolverle al club todo lo que el club me brindó, solo resta coordinar el tiempo, el momento”. El deportista lo tiene pensado.

Al final de la entrevista, Ignacio cuenta y reflexiona:

“Basquet es vida”, inscribieron en unas remeras con el equipo. “La realidad es que es un complemento necesario para el bienestar de cualquier persona. Siendo pibe, te desarrolla, te contiene, te incluye, te estimula, te forma, es sumamente necesario y complementario a tu vida entera”, manifiesta desde el alma.

Nacho considera que: “Tiene que ser una obligación que cada pibe haga deportes. Por eso son tan importantes las instituciones públicas y privadas en este sentido.”

“Si sumamos que, además, hoy muchas tienen merendero y comedor, bueno, vamos a entender mejor el sentido. Pero quedándonos con el enfoque deportivo, es un bastión cuasi obligatorio que debemos fomentar sin cesar”, señala.

Por último, el hombre que salta, corre y considera al deporte como una gran herramienta de contención y formación, finaliza: “En cuanto a enseñanza, darle para adelante con constancia y haciendo el bien durante el tránsito, esa fórmula es exitosa sin importar a que te dediques, que hagas”.

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