Pilar Mansilla, una joven que vuela y sigue soñando con volar

Tiene 18 años. Vive en la Ciudad de Buenos Aires. La venticinqueña realiza el curso de piloto privado de avión en el Aeroclub de 25 de Mayo. Desde un lugar en el cual toma posición en cuanto a género, desea que más mujeres se sumen a la aviación. “Quiero que muchas de nosotras podamos percibir juntas la sensación de volar”, anticipa

(Redacción)

“Pili”, como le dicen su familia y amigos, está estudiando una doble titulación de contadora y licenciada en administración de empresas en la ciudad de Buenos Aires.

Con 18 años, entre otras cosas más, se encuentra realizando el curso de piloto privado de avión en el Aeroclub de 25 de Mayo: “Empecé el curso en el Aeroclub y estoy muy contenta”, relata Pilar.

“Por ahora lo veo como un hobbie, pero no deja de ser una profesión con una salida laboral muy amplia”, agrega.

También comenta que desde chiquita volar fue algo que siempre le gustó mucho, “desde los aviones del club, hasta los aviones comerciales, estaban en mi cabeza todo el tiempo”.

En este sentido señala que desde niña su papá la llevaba al aeroclub a volar y, a su vez, siempre escuchó hablar mucho de la aviación. “Es un tema que me gusta muchísimo. Ahí fue donde comenzó mi interés por la aviación. Crecí yendo al aeroclub, y a su vez fue creciendo el club, y por eso le tengo un cariño especial”.

Pili, de chiquita, con su papá

En otro tono, afirma lo siguiente: “A muchos les sonara raro que una mujer sea piloto privado de avión, pero con el tiempo eso fue cambiando”.

Pili sostiene que en la actualidad hay tres mujeres que se recibieron de pilotos en el Aeroclub de 25 de Mayo. Ella es la única que en el presente se encuentra haciendo el curso: “Del grupo de estudiantes, somos 14 y la mayoría son varones. Yo soy la única mujer”, lo expresa segura y con firmeza.

“Pero deseo y espero que con el tiempo la cantidad de mujeres vaya aumentando y se equilibre esa diferencia. Quiero que muchas de nosotras podamos percibir juntas la sensación de volar. También, la seguridad y el control. Se trabaja mucho la mente y autoestima, más allá de lo físico”.

Por último, enuncia: “Hugo, Lucas, Julián y Gustavo”, instructores que tuvo a lo largo del curso, la hicieron sentir “muy cómoda. Tienen un gran nivel y explican muy bien y con cada detalle. A la hora de volar, me dan seguridad y me cuidan durante todo el momento de instrucción y, mucho más, en el proceso de vuelo”.

Pilar cargando combustible
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