Hace 40 años Alfonsín derogaba la ‘’ley de autoamnistía’’ creada por los dictadores de Argentina para garantizar que sus actos de terrorismo de estado quedarán impunes.
(Por Bautista Alayón)
El 23 de septiembre de 1983 el general Reynaldo Bignone, cuarto presidente de facto en la última dictadura, promulgó la ley 22.294, denominada por los militares como “Ley de Pacificación Nacional”. De esta forma todos los delitos cometidos por el gobierno de facto no podrían ser juzgados como terrorismo de estado.
Durante la campaña electoral, Alfonsín declaro en un discurso en la cancha de Ferro Carril Oeste:
“No vamos a aceptar la autoamnistía, vamos a declarar su nulidad; pero tampoco vamos a ir hacia atrás, mirando con sentido de venganza; no construiremos el futuro del país de esta manera. Pero tampoco sobre la base de una claudicación moral que sin duda existiría si actuáramos como si nada hubiera pasado en la Argentina”.
Tras su asunción, Alfonsín combinó sus promesas de campaña y las exigencias de la sociedad en una serie de decretos, ordenó el enjuiciamiento de las Juntas Militares, creó la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) y convocó al Congreso a sesiones extraordinarias para derogar la Ley de Autoamnistía.
El 15 de diciembre el Congreso fue convocado para que se debata sobre la nulidad de la legislación. El proyecto tuvo un tratamiento rápido en comisiones y en la Cámara de Diputados. De esta manera, para el 22 del mismo mes, ya se estaba tratando en el Senado.
La noche del 27 de diciembre de 1983, Alfonsín promulgó la ley que derogó la llamada Autoamnistía “por inconstitucional e insanablemente nula”; se trató de la primera norma que firmó el presidente en su gestión.
Se trató del paso inicial que terminaría el 9 de diciembre de 1985 con la sentencia de la Justicia civil a los jefes de los militares, cinco de los cuales -entre ellos Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera- fueron condenados a distintas penas de prisión.