Sebastián Saborido, una mente brillante puesta a disposición del básquet

El profesor y entrenador que dejó una huella imborrable en el básquet de 25 de Mayo, cuando logró que un grupo de adolescentes obtuviera una medalla de oro en los Juegos Bonaerenses, nos concedió esta entrevista. Acá, repasa su carrera profesional. Llegó a la cima y le queda mucho. Formador nato, que adelanta: “He tenido la gran fortuna de haber dirigido a algunos jugadores que han sido parte importante de la historia de la Liga Nacional, de los cuales he aprendido muchísimo y de los cuales sigo aprendiendo”.

(Por Leo Baldo)

“El tema de que me considere un formador o, por lo menos, en el ambiente de básquetbol, está sin duda relacionado con como fui creciendo respecto de la docencia. Creo que heredé algunas cosas de mi vieja con respecto al tema docente”, comienza.

Mirta Pirotta, la mamá de Sebastián, conocida, querida y recordada profesora de matemáticas de 25 de Mayo.

El entrenador de básquet se fue preparando y formando profesionalmente. “Eso, obviamente, te marca”, refuerza desde el otro lado del teléfono. Lo hace con pasión y con cierta emoción. Marcas en él, huellas que deja, dejó y dejará para otros.

“Creo que ser docente es, por, sobre todo, una vocación que, si no se siente, difícilmente se pueda desarrollar con éxito”, dice.

Sebastián es de esos, se considera un docente de vocación más allá de la profesión. Sabe que trabaja con seres humanos y con los mundos de las personas. Es guía ante los problemas que puedan presentar deportistas del equipo que dirige y, claro, después diseña las tácticas y estrategias relacionadas al deporte. Lo deja claro.

A lo largo de su derrotero como entrenador y docente se ha capacitado mucho. “Claro que algún gen de mi madre habré heredado, pero también de muchos profes que tuve en mi carrera y me bajaron línea para hacer bien las cosas. Los cuales admiraba y me hicieron valorar mucho el tema formativo”, manifiesta.

Las bases del básquet local. Los Saborido agarran la Chevy que tenían y van hasta Chivilcoy en el año 84. La madre de Luciano, el hermano de Sebastián, no quería que el ex basquetbolista jugara al rugby. Fue así que comienza en el camino del deporte que lo llevó a jugar nueve años en Italia.

Pero, hubo otros que picaban la pelota con ímpetu. Uno era Don Pedro Vodanovich: “Pero también hubo una camada de fanáticos del básquet y los vi cuando era chico junto con mi hermano (Sebas es mayor y Luciano es el menor) como el “negro” Méndez, que fue mi profe de educación física y nos hacia jugar al básquet en el colegio. También estaba “El nene” Albo y en algún momento, el “tierno” Linares, que llegó a estar federado”, recuerda Saborido.

En tanto agrega que, “por ahí lo que pasó con mi hermano, en el caso particular como jugador, es que hizo de esto su profesión, su modo de vida. Llegó a ser profesional, jugó no solamente en Argentina, sino también 9 años en Italia y eso por ahí es lo que marca la diferencia”.

“Ellos, ejemplo para nosotros, que los veíamos, pero que lo hacían en forma amateur. Nosotros lo hemos hecho un modo de vida”, cuenta. No hay Saborido sin básquet o viceversa. 25 pica en naranja junto a ellos.

DESPUÉS DE 25 Y LA GENERACIÓN DORADA DE LOS BONAERENSES 99

“Bueno, después de la etapa de 25, de mi vuelta a la ciudad, luego de mi etapa de estudio en Buenos Aires y de haber comenzado en capital con esto de ser profesor Básquet, durante 5 años trabajé muchísimo junto a un grupo de padres y de gente del Club Sportivo. Vivimos unas épocas muy, muy lindas en todo lo que fue el crecimiento y el desarrollo de jóvenes, de chicos, de adolescentes, que hoy en día siguen ligados, de alguna manera, al básquet. Eso me parece que es lo más trascendente, lo más lindo que uno puede recordar. Comenzó un periplo por intentar, como te dije hace un rato, una carrera, una forma de vida. 25 fue un disparador que me sirvió para aprender, para crecer, para entender un montón de cuestiones”, relata.

Y sigue: “Después, obviamente, los diez años en Saladillo, con un proyecto y un proceso que hizo que el Básquet, que ni siquiera era federado en aquel momento, comenzara también a desandar ese camino con competencias a nivel formativo en provinciales de categorías de formación, torneos de mayores y fusiones con el profesionalismo. También una larga data de trabajo durante diez años y la posibilidad de que un montón de chicos sigan marcados por el básquet, así como había pasado en 25”.

El relato no se detiene, Saborido, recorre: “En este momento siguen trabajando, son dirigentes, profes y algunos siguen jugando. Representan a la ciudad de Saladillo”.

Sebastián nos dice que es “maravilloso dejar por ahí algunas semillitas plantadas”. “Luego de ese perÍodo, me fui en la búsqueda para subir de nivel. Ahí pasé por Ciclista de Junín durante un tiempo en donde también tuve la posibilidad de ser asistente de un equipo profesional”.

Luego inició lo que él llama la aventura por el país, por decirlo de alguna manera. “Cuatro años en Alma Junior de Esperanza, que me dio la posibilidad de conocer el básquetbol de Santa Fe”. También tuvo la chance de dirigir torneos de mayores. Durante cuatro años fue el seleccionador de la provincia de Santa Fe, en los campeonatos argentinos de mayores.

Seguidamente se fue a Salta con un equipo profesional, al Club Libertad, fue asistente de Ricardo De Cceco, estuvo dos temporadas. Después tomó equipos profesionales a cargo como entrenador jefe.

“La gran chance que me dio De Cceco, no solamente de dirigir el equipo en la segunda división en aquel momento, sino ascender a la Liga Nacional y tener la suerte de dirigir durante cuatro años en la liga nacional. He tenido la posibilidad de jugar una liga sudamericana y eso me abrió las puertas para llegar a Atenas de Córdoba. Sin duda, el equipo más importante de la historia del Básquetbol de la Liga Nacional, una partida difícil en la cual no tuve una buena performance. Y bueno, luego de Atenas, poder recaer en otro gran club, como es Lanús en donde ya hace dos temporadas que estoy trabajando con el equipo profesional. Como te dije, siempre tratando de determinar una carrera profesional y una vida a partir de esto”, recuerda Saborido. Es presente.

Aparte de los años trabajando como entrenador, tuvo la posibilidad de formar desde el lugar de disertante o, en el caso de Salta, trabajar en la Escuela Nacional de Entrenadores, en la faceta docente. “No es fácil formar formadores o hacer entrenadores, incluso los tiempos también han cambiado”, manifiesta el actual entrenador de Lanús.

¿ADVERSIDADES?

Cuenta que “es muy difícil dedicarte exclusivamente a un deporte en la situación que atravesamos, sobre todo respecto a lo que es la economía. Cuando el lugar en el cual vos te desarrollás, no tiene una rica historia, es difícil. Siempre decíamos con Luciano, no es lo mismo haber nacido en Junín, un lugar que tiene años de historia del Básquet o Bahía Blanca o, si querés, conociendo el interior, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, lugares con una historia riquísima de Básquetbol, que haber nacido en un lugar donde es mucho más difícil como punto de partida, como fue 25 para nosotros en este deporte que amo”.

FORMAR Y FORMAR. EL DEPORTE ES ESCUELA

Sebastián relata que “es complejo, pero está totalmente relacionado con la pasión. Más allá de que elijas el deporte que sea, ¿no? Primero poder enseñar o educar a través del deporte, creo que es un privilegio para aquellos apasionados que lo sienten y tienen el amor por lo que se hace y, después, obviamente, desde el conocimiento, uno tiene una gran posibilidad. El deporte es escuela, y más importante que nunca para los jóvenes que le dedican cada vez más tiempo a las pantallas que a otras cosas. Nosotros tenemos una gran responsabilidad, los que nos dedicamos a tratar de enseñar y a jugar a través de un deporte. Simplemente me parece que la raíz es esa, más allá del lugar, es la pasión que uno tiene por querer enseñar algo, que por, sobre todo, primero le tiene que gustar a uno”.

“No es fácil formar formadores o hacer entrenadores, incluso los tiempos también han cambiado”, agrega Saborido.

EN LO ALTO, VOLCÁNDOLA.

Sebastián dirigió equipos de la Liga Nacional, empezó a relacionarse con tipos importantes, con gran trayectoria. “He tenido la gran fortuna de haber dirigido a algunos jugadores que han sido parte importante de la historia de la Liga Nacional, de los cuales he aprendido muchísimo y de los cuales sigo aprendiendo. He tenido la posibilidad de dirigir jugadores que han sido parte de la selección argentina. Obviamente que eso hace que uno pueda crecer diariamente y también la posibilidad de haber enfrentado en la Liga Nacional a grandes entrenadores de los tops de Argentina”, narra. Es humilde y agradecido.

Por el momento, transmuta, cambia, “todavía sigo trabajando para reinventarme permanentemente para poder seguir en esta carrera que es muy difícil”.

“Siempre el deporte a nivel del profesional es muy difícil, es un ambiente difícil. A veces hay que pagar costos. No todos están preparados para soportar el nivel del trabajo profesional. Es parte de la profesión y hay que acomodarse y hay que adaptarse. En el profesionalismo solo sirve ganar. Hay que ser muy consciente y coherente con los objetivos al momento de sentarse en la mesa con los dirigentes de una determinada institución. Juegan un montón de factores: plantear el presupuesto, estructura, objetivos. Y hay que ver cuando las cosas se alinean para que después cueste lo que cueste, no te termine jugando en contra”, explica el entrenador oriundo de 25 de Mayo.

MENSAJE PARA CHICOS DEPORTISTAS

“Para cualquier chico que haga deporte y, en particular, para los que están relacionados con el que a mí me gusta, que es el básquet, es simplemente que vayan a jugar todos los días, que vayan a divertirse, que no dejen de soñar, que hay que practicar, entrenar, aprender, que cuando uno más entrena, más aprende, más disfruta de jugar del deporte que sea”, enfatiza.

Sebastián cada vez que tiene la chance vuelve a 25 y pasa por el club y ve que hay un grupo de chicos, un grupo de profes y “la pelota sigue picando, me llena de placer”.

“Ese club que en el año 94 me abrió las puertas para empezar a desarrollarme como entrenador y escribir un pedacito chiquito de esa historia, también fue trampolín para que mi hijo pudiera crecer haciendo deporte en su etapa más importante de la vida, que es la adolescencia”, añade.

“Voy a estar siempre agradecido que haya profes que todos los días van al club, que tienen las ganas de contener, de enseñar y de hacer que los chicos practiquen un deporte. Eso no tiene precio. Por eso los invito a seguir, los invito a que disfruten y que tengan amor por el deporte que hacen, que no importa el nivel al que lleguen, sino el hecho de que puedan disfrutarlo día a día. Como te dije, mi hijo, está jugando y disfrutando; eso también se lo debo al Club Sportivo, que en algún momento me abrió las puertas a mí, pero que fue escuela para mi hijo”, reitera.

MUCHO POR DELANTE. EL SUEÑO SIGUE INTACTO

“¿Qué le falta a mi carrera? Uf… nada. Yo tengo una edad en la cual creo que he logrado un equilibrio entre la madurez y la experiencia. Indudablemente estoy en una etapa en la cual tengo que disfrutar de haber podido vivir de esto y seguir viviendo de esto y de estar en clubes importantes y disfrutando del profesionalismo”,

Asimismo, culmina: “La búsqueda es continua, va a seguir, me gustaría indudablemente volver a ganar un campeonato o un ascenso como el que logré con Libertad en su momento, volver a dirigir una competencia internacional, volver en algún momento a la Liga Nacional, pero la búsqueda y el sueño están intactos, como el primer día y hasta el último. El día que deje de soñar o que ya no tenga ganas de seguir aprendiendo, probablemente sea el día en que diga que la carrera llegó su fin. Por lo pronto, es aprender todos los días, disfrutar de cada entrenamiento, de cada partido, de cada chance que tengo de ir a charlar con entrenadores. Mientras lo disfrute, obviamente, el sueño está intacto.”

LUCIANO, SU HERMANO, LO DESCRIBE.

En un fragmento del programa dobles y triples, en donde entrevistan a Sebastián durante más de una hora, el basquetbolista también oriundo de 25 de Mayo, dice: “Yo creo que lo que describe mejor a Sebas es haber conseguido que un grupo de pibes que eran de una ciudad sin tradición basquetbolística, 25 de mayo, abracen al básquet. Convenció en un momento a un grupo de pibitos de que podían jugar. Les enseñaba los fundamentos, los convirtió en un equipo y, desde una ciudad pequeña sin tradición, consiguieron ganar los torneos bonaerenses que, para nuestra región, sigue siendo el hito más grande, por más que eran chiquitos, por más que sea un evento de deporte comunitario, sigue siendo un hito muy importante. Ese grupo de chicos se sigue juntando, sigue siendo un equipo después de 25, 30 años, no sé cuánto tiempo pasó. Y creo que eso lo define y lo marca a Sebas como entrenador, como persona, como formador, como hombre de básquet que ha llenado todos los casilleros desde la base hasta lo más alto y, que tiene un presente que tiene mucho cimiento, que tiene mucha base. No tenemos apellido, no tenemos tradición familiar, nos hicimos como pudimos y él ha hecho una carrera brillante en la que todavía no ha llegado a su pico máximo. Le queda mucho carretel. Te quiero mucho, Niato, soy orgullosamente el hermano y camino por la vida diciéndolo, me parece que es un ejemplo a seguir para cualquier entrenador. Hay que empezar desde abajo, hay que caminar el camino hasta la cima, como lo hizo él, porque la formación integral tiene la tienen muy pocos. Te quiero mucho, un abrazo grande y gracias por este momento.”, finaliza Luciano, quien jugó en Italia y es orgulloso de su hermano. Familia

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