La red social Twitter propició otro nuevo cruce. Esta vez los protagonistas fueron el presidente de la nación y el gobernador de PBA tras el tiroteo en La Matanza, pero el debate tomó diferentes puntos de fuga. Dos dirigentes prominentes en la política actual, dos economistas, pero dos ideas diferentes y las chicanas. Ampliación del campo de batalla.
(Por Leo Baldo)
Durante el día de hoy, en la red social twitter (lugar que poco propicia los debates sanos) el presidente de la nación le respondió al gobernador de la Provincia de Buenos Aires luego del tiroteo en La Matanza. Anteriormente desde la Casa Rosada habían responsabilizado a Kicillof y enviaron un dadro envenenado al referente kirchenrista.
¿Qué escribió Milei?
“Estimado Gobernador Kicillof, creí que no era necesario recordarle que Usted fue parte de la cartera de economía de un gobierno que inició el ciclo de estancamiento del PIB y caída en términos per-cápita pese a contar con términos de intercambio fabulosos”, fustigo Javier Milei 16 horas después del posteo de Kicillof.
En esta línea, el mandatario siguió: “A su vez, tampoco debemos olvidar su pésima gestión en el acuerdo con El Club de París y la coronación de su mala praxis en materia financiera con su catastrófico accionar en el caso de YPF. Tampoco, los argentinos de bien nos vamos a olvidar de su accionar liberticida durante la pandemia. Por ende, sus diversos títulos no han ayudado a que los argentinos puedan vivir mejor, sino todo lo contrario. Es más, me parece que exageró en el cariño a la parte mala de la biblioteca, esa que no es parte de la solución sino del problema. Saludos, JM VIVA LA LIBERTAD CARAJO”, cerro Milei.
¿Qué le dijo el gobernador?
Por su parte, el mandamás bonaerense, había escrito ayer domingo: “Presidente Milei, yo también tengo más años de estudio económico que usted. Licenciatura y Doctorado en Economía, Investigador Adjunto CONICET, Investigador Titular Instituto de Investigaciones Económicas de la UBA, dos veces Gobernador de la PBA. Y no me apañó ningún empresario”.
Por un lado, el cruce a una gestión, por el otro, exhibir el capital cultural en el campo económico. La pugna se centra ahí. El debate, por su parte, es triste.