La importancia del litio en un marco global de transición energética se ha puesto en boca de los gobiernos de Chile, Bolivia y Argentina, el denominado Grupo del Litio por almacenar el 60 por ciento de las reservas mundiales
Luego de que el gobierno de Chile presentara su plan de nacionalización de la industria del litio, en Argentina se impone el debate en torno a la extracción y producción local del vital mineral, utilizado en la fabricación de baterías eléctricas y el almacenamiento de energías renovables.
La importancia del litio en un marco global de transición energética se ha puesto en boca de los gobiernos de Chile, Bolivia y Argentina, el denominado Grupo del Litio por almacenar el 60 por ciento de las reservas mundiales, así como por el interés de las potencias extra regionales, como el caso de Estados Unidos cuya principal representante en Sudamérica, la comandanta Laura Richardson dejó de manifiesto de modo público en múltiples entrevistas.
En el caso de Bolivia, el ex presidente Evo Morales dispuso la nacionalización del litio hace ya 15 años, con el objetivo de crear una empresa estatal que controle toda la cadena de producción, incluida la elaboración de vehículos eléctricos. Sin embargo, tras el golpe de Estado de 2019 -apoyado por figuras como Elon Musk, dueño de Tesla-, el actual presidente Luis Arce busca desarrollar una alianza público-privada para la producción del mineral.
Por su parte, en Chile el presidente Gabriel Boric anunció hace una semana un plan mediante el cual crearán una empresa estatal de extracción y producción de litio que concluya en la fabricación de baterías. El mandatario aseguró que no rescindirá los contratos vigentes pero que de ahora en adelante será el Estado quien controle el negocio, también a través de alianzas con el sector privado.
En esta línea, el investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia, Guillermo Garaventta, explicó que Argentina podría realizar la misma política que Chile, el segundo exportador mundial de litio, aunque con la reserva de que los recursos naturales en el país son potestad de las provincias desde la sanción de la reforma constitucional de 1994. “El federalismo tiene que respetarse y el Estado nacional tiene que hacer esto, respetando a las provincias que sean las que ganan con el recurso que es el litio”, afirmó.
Asimismo, el experto en litio describió la dimensión que significa el negocio, y dijo que para llevar adelante esa industria bajo el control del Estado “necesitamos voluntad política, las máquinas para la extracción del litio y para producir el carbonato existen y se compran con una gran tarjeta de crédito; incluso, esa tarjeta de crédito se podría pagar en carbonato de litio, ni siquiera en dólares”.
“Es cuestión de hacer pactos con los países que proveen esas maquinarias, y usar el litio como moneda de pago, porque estamos sufriendo que no tenemos dólares, y tenemos dólares en litio. Cada millón de toneladas de carbonato de litio que tiene Argentina, en este momento al valor de la AFIP (u$S 53.000 / tonelada), no al valor del mundo que es más alto ( u$s 90.000 / tonelada); entonces, cada millón de toneladas son 53 mil millones de dólares que podríamos manejar“, detalló.
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