Comunicado de Marcelo Ramal, pre-candidato a Presidente, y de Jorge Altamira a diputado nacional por CABA, del partido Política Obrera.
El FMI ha incumplido el compromiso de aportar los fondos necesarios para pagar los vencimientos de la semana de Argentina, lo que pone al Gobierno en cesación de pagos inminente. Para evitar la quiebra, Sergio Massa ha triangulado, con la complicidad del FMI, el pago de esos vencimientos, incluidos los intereses de la deuda externa, con organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación de Fomento. El dinero de entidades que financian inversiones será usado de “puente” para evitar un default por treinta días. Lo que el Gobierno kirchnerista y el FMI llaman “acuerdo” no tiene nada de tal, porque es apenas un “memo” con el “equipo técnico” del Fondo, que no cuenta con el aval de su directorio. Argentina, un estado soberano, se acomoda a las condiciones de funcionarios que no deciden nada.
La promesa de entregar a Argentina 7.500 millones de dólares para pagar deuda pública, no tiene carácter contractual. Está condicionado a la verificación de los resultados de la política económica de los próximos días y, en especial, a las PASO. Cualquier resultado que ponga un fin a la posibilidad de que el frente kirchnerista gane las elecciones, convertirá el “memo” en papel mojado. En las próximas tres semanas, Sergio Massa debe “contener el crecimiento de la masa salarial”, reducir “la demanda interna”; “actualizar las tarifas de energía”; y “reconstruir las reservas”, entre otras exigencias. O sea que debe desarrollar una mayor devaluación del peso y aumentar el rendimiento de la deuda pública local, incluidas las Leliq. Para sostener lo que llama “la demanda de pesos” el FMI reclama el aumento aún mayor de las tasas de interés y el mantenimiento del compromiso del Banco Central de recomprar los títulos públicos que los acreedores quieran vender, mediante emisión monetaria. Estas demandas inflacionarias deben servir para desvalorizar salarios, jubilaciones y prestaciones sociales. El kirchnerismo se ha vuelto a acoger a la llamada “pirámide Ponzi”, que consiste en pagar deuda contrayendo deudas mayores, porque incluyen los intereses. Se trata de un procedimiento penado judicialmente, que concluye inevitablemente en un derrumbe catastrófico
El “memo” pone de manifiesto a un gobierno acorralado y en estado de sitio financiero. Massa y su compañera de ruta, Cristina Kirchner no se han animado siquiera a postergar el pago de esos vencimientos, como lo autorizan las cláusulas vigentes, para ampliar el espacio para una confrontación política. Es que están obligados a proteger a la burguesía local, que tiene en su poder el 65% de la deuda de Argentina. El FMI, en tanto, acaba de publicar un informe que prevé una caída del crecimiento internacional y la expectativa de estallidos inflacionarios, como consecuencia de la crisis alimentaria que provoca la guerra de la Otan y Rusia en Europa.
La clase obrera enfrenta el desafío de defender sus condiciones de vida, que se deterioran a gran velocidad, y tomar las riendas del poder en sus propias manos
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